
Bom dia, Açores!
El pasado 6 de mayo, 5 estudiantes y dos profesores del IES Gabriel y Galán de Montehermoso se embarcaron en una aventura atlántica. Decimos atlántica, y no transatlántica, porque no alcanzaron la otra orilla. El origen, Montehermoso; el destino, las Azores.
A casi 2000 km, en mitad del océano, se encuentra la pequeña isla de Pico, nuestra casa durante una semana casi completa. En la localidad de São Roque, con una diferencia de dos horas menos, nos esperaban viejos amigos con actividades como la visita a túneles de lava en las entrañas de la propia isla, al museo de reliquias marítimas propias de la antigua caza ballenera, a un centro de conservación e interpretación sobre los restos volcánicos del volcán Os Capelinhos, en la isla de Faial y el avistamiento de parte de la fauna marina propia de la zona como ballenas, delfines y alguna tortuga que se dejó ver durante la tan movida expedición.
Además, nos enseñaron las instalaciones y distintas metodologías que se aplicaban en el centro educativo, la Escola Básica e Secundária de S.Roque do Pico. Allí comprobamos cómo funcionaba una clase en la que ya no se empleaban libros, sino únicamente ordenadores y pizarras digitales. Qué respuesta didáctica y emocional daban aquellos alumnos que recibían apoyos de profesores de refuerzo que podían dedicarse de manera individualizada a su aprendizaje y al acompañamiento en el aula; y a cómo se gestiona un programa como EPIS, una iniciativa que, mediante financiación privada, persigue favorecer la integración de la diversidad en el aula por medio de distintas vías que favorezcan la tanto la correcta adaptación del alumnado con necesidades específicas de aprendizaje al aula como el aula a ellos mismos.
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No obstante, más allá de lo urgentemente funcional y estrictamente metodológico, reside lo importante: ellos. Y ellas. No olvidemos que el viaje es Erasmus, y que Erasmus es encuentro, despedida y reencuentro. Era el momento de reencontrarse con quienes ya habían coincidido con nuestros alumnos y alumnas (y con nosotros mismos) en anteriores movilidades como las de Simy (Grecia) y Montehermoso. Tocaba recordar a qué suenan las palabras cuando se sostienen en los tonos propios de otras lenguas, a qué sabe la comida cuando tiene otra denominación de origen y cómo es el tacto de un abrazo cuando su remitente viene desde tan lejos.Viejos amigos con nuevas historias que guardar para el recuerdo con la fiabilidad de una fotografía y el cariño que les otorga la memoria, porque los recuerdos que se crean tan lejos son los que se guardan más cerca del corazón.
Llegó el final del viaje, y el sábado 11 de mayo tocaba volver a casa. La despedida fue la de siempre. Las sensaciones, las de nunca. Las lágrimas en el aeropuerto pesaban tanto que casi no dejaron despegar al avión, pero Erasmus es eso también. Es encuentro. Es despedida. Salir con la maleta preparada y llegar con ella hecha un desastre. Llena de regalos e historias. Ya de vuelta al hogar, solo queda preguntarse qué hacen para cenar las familias que los acogieron durante una semana entera. Qué entonación tiene la última frase con la que se han preguntado por el día en el instituto o si, quizás, las fotografías que tienen todos juntos ya han empezado a mezclarse con el recuerdo y empiezan a tener otro color distinto a aquel con el que se ven. Para guardar un sentimiento. Para transformarse en memoria.
Erasmus es eso. Es encuentro, es despedida, es reencuentro. Más allá del verano queda esperar al próximo destino: Croacia. Y nuevamente, con la maleta hecha otra vez, se prepara el camino para el siguiente viaje.